Benjamin Bloom es el creador de la Taxonomía de Bloom, un marco para categorizar las metas educativas diseñado específicamente para ayudar a docentes y diseñadores instruccionales a definir claramente los objetivos de aprendizaje y, a su vez, crear formaciones efectivas que satisfagan las necesidades del alumnado.

Vamos a ver más de cerca este marco y sus aplicaciones.

¿Qué es la taxonomía de Bloom?

La taxonomía de Bloom es una clasificación de los diferentes objetivos y habilidades que los educadores establecen para su alumnado (objetivos de aprendizaje).

Al igual que otras taxonomías, Bloom’s es jerárquico, lo que significa que el aprendizaje en los niveles superiores depende de haber alcanzado conocimientos y habilidades previos en los niveles inferiores.

En su trabajo original, Bloom y un comité de educadores identificaron tres dominios del aprendizaje: cognitivo (mental), afectivo (emocional) y psicomotor (físico).

Sin embargo, cuando la mayoría de las personas piensan en la taxonomía de Bloom, solo piensan en el dominio cognitivo.

El dominio cognitivo se divide en seis categorías, cada una representando un nivel de habilidad cognitiva.

¿Cuáles son los verbos de la taxonomía de Bloom?

Cada categoría está asociada con un conjunto de verbos, o procesos cognitivos, que describen lo que los estudiantes deberían ser capaces de hacer:

Conocimiento: reconocer, recordar, enumerar, nombrar, memorizar, definir, localizar, identificar

Comprensión: interpretar, ilustrar, resumir, explicar, emparejar, parafrasear

Aplicación: aplicar, elegir, organizar, dibujar, generalizar

Análisis: analizar, diferenciar, clasificar, categorizar, distinguir

Síntesis: crear, planificar, producir, construir

Evaluación: evaluar, juzgar, criticar, comparar, evaluar

De hecho, En 2001 el marco fue revisado por un grupo de psicólogo cognitivo, teóricos del currículo e investigadores educativos y especialistas en pruebas y evaluaciones, dando origen a La taxonomía de Bloom revisada o taxonomía para la enseñanza, el aprendizaje y la evaluación.

Y uno de los aspectos clave de esta revisión fue la propuesta de cambiar los sustantivos de la propuesta original por verbos para identificar las acciones correspondientes a cada categoría.

En esta revisión además el cambio más significativo en el dominio cognitivo fue sustituir Síntesis por Creación (crear), considerando, por tanto, que la síntesis es en sí misma una creación y llevarla al nivel más alto de la taxonomía y, en consecuencia, presentarla como la habilidad cognitiva más compleja o exigente.

Taxonomía de Bloom y su revisión

Uso de la taxonomía de Bloom para escribir objetivos de aprendizaje

La taxonomía de Bloom es una poderosa herramienta para ayudar a desarrollar objetivos de aprendizaje porque explica el proceso de aprendizaje:

Antes de que puedas entender un concepto, debes recordarlo.

Si quieres aplicar un concepto, primero debes entenderlo.

Cuando vas a evaluar un proceso, debes haberlo analizado antes.

Para generar una conclusión precisa, debes haber completado una evaluación exhaustiva.

Sin embargo, no siempre comenzamos con habilidades de orden inferior y recorremos toda la taxonomía para cada concepto que presentas en tu curso.

Entre otras cosas porque puede que nuestro alumnado ya parta de una habilidad media. De ahí la importancia de conocer bien a nuestro alumnado y su punto de partida.

Una vez que conozcas el nivel de habilidad cognitiva que se espera que el alumnado alcance y los conocimientos o habilidades específicas que cubre el curso, ya podrás para escribir el objetivo de aprendizaje.

¿Cómo?

Simplemente, combina el tema (el alumno), el verbo (lo que los estudiantes deben saber hacer) y el objeto (el conocimiento que necesitan adquirir).

Por ejemplo, «Al final de este curso, los estudiantes reconocerán los seis niveles de habilidad cognitiva en la Taxonomía de Bloom».

Uso de la taxonomía de Bloom para diseñar actividades

A medida que diseña las actividades de su curso, es importante consultar los objetivos de aprendizaje y dejar que el nivel de habilidad cognitiva esperado guíe sus opciones.

Si tu alumnado necesita aplicar el contenido de tu curso en su trabajo, por ejemplo podrías construir un escenario de aprendizaje que le permita practicarlo o recurrir a los simuladores.

Si simplemente necesita reconocer una lista de términos, un test de opción múltiple podría ser suficiente.

Vamos a revisar de nuevo los seis niveles de habilidad cognitiva, esta vez con un ejemplo de una actividad de aprendizaje adecuada:

Conocimiento: una pregunta de opción múltiple que pide al alumnado que identifique la respuesta correcta de una lista de términos.

Comprensión: una pregunta de respuesta libre que pida al alumnado que explique su comprensión de algo.

Aplicación: un escenario de aprendizaje ramificado o un simulador en el que el alumnado necesite tomar decisiones basadas en la información que aprendieron.

Análisis: una pregunta de clasificación en la que el alumnado clasifica términos o conceptos en la categoría adecuada.

Síntesis: una pregunta de respuesta libre que pide al alumnado que describan un plan de acción o que representen una información en una infografía.

Evaluación: una actividad de evaluación por pares en la que partiendo de una rúbrica de evaluación tienen que evaluar el trabajo de sus compañeros.

Como puedes ver, puedes usar ciertos tipos de actividad para más de un nivel de habilidad.

Todo depende de cómo diseñes esas actividades.

Y esto es solo el comienzo, hay muchas más actividades que puedes diseñar para ayudar a tus estudiantes a alcanzar cada uno de estos niveles de habilidad cognitiva.

 

La taxonomía de Bloom es una herramienta clave que siempre deberías tener a mano a la hora de diseñar tus formaciones.

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